HABLAR EN VOZ DEL AUTOR.

"ENTERRADO VIVO"
(EL ENTIERRO PREMATURO)
Me dispuse a pasar toda la noche a bordo; yo me acosté en uno de los dos camarotes del buque, con dificultad pude extenderme y dormí profundamente; así que mi alucinación (pues no era ni sueño ni pesadilla) fue consecuencia lógica de las circunstancias en que me hallaba, del carácter habitual de mis pensamientos, de la dificultad que tenia para coordinar mis ideas y, sobre todo, para recobrar la memoria después de un largo sueño.
Dos de los hombres que me agarraron formaban parte de la tripulación del buque y los otros dos hombres habían venido para ayudarles en la descarga del barco. La carga misma emanaba el olor terroso que sentía, y la venda que me rodeaba la cabeza era un pañuelo que me puse por carecer del gorro de noche que solía ponerme en la cama.
Experimenté tormentos iguales a los que hubiera sufrido si me hubiesen sepultado realmente. Fueron horribles, atroces, imposibles de describir. Pero, como no hay mal que por bien no venga, el mismo exceso de impresión me produjo un resultado saludable. Mi alma se vigorizó, me acostumbré a salir; me entregué a ejercicios violentos; respiré el aire libre; arrojé al fuego mis libros de medicina y el tratado de Buchan. Desde entonces no volví a tener aquellos terrores fúnebres, y desaparecieron mis ataques de catalepsia que sin duda eran el efecto y no la causa de aquellos sustos.
Ocurre aveces que hasta examinándolo con el frío escalpelo de la razón, puede parecer un infierno el mundo de nuestra triste humanidad, porque la imaginación del hombre no es un mago que pueda impunemente explorar los lugares más recónditos. La tenebrosa región de horrores que he descrito no es fantástica, pero es muy peligroso evocarla, porque asemejándose mucho a la de los demonios que acompañaron a Afresíab, cuando bajó al Oxus, devoran al que los despierta.

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